Los pueblos deshabitados o despoblados del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara.
Los pueblos deshabitados y el patrimonio que encierran es uno más de los atractivos que tiene la Sierra de Guara, y como tal, queremos ponerlo en valor. Cuando hablamos de núcleos sin censo, en algunos casos desiertos desde hace muchas décadas, no solo estamos hablando de tejados hundidos, de maderos apuntando al cielo o de iglesias tan desfiguradas que hay que mirar dos veces para poder reconocerlas. Estamos hablando de pueblos que merecen nuestro respeto y atención, que un día –no tan lejano– albergaron vida, de gente que tuvo que marchar porque no tuvo otro remedio, y de un patrimonio trascendente, que tuvo la mala suerte de “caer” en despoblado.
Llevamos más de 20 años recorriendo y documentando todos estos núcleos, hablando con sus antiguos habitantes y recopilando un archivo fotográfico importante. El único objetivo, además de disfrutar del camino recorrido, es dejar memoria fotográfica de todos los elementos patrimoniales que estos núcleos poseían, de todo lo que hemos perdido y de lo que, lamentablemente, vamos a perder en los próximos años.
Durante el pasado siglo XX, más de 300 núcleos se vaciaron en la provincia de Huesca, de los cuales casi una veintena, contando pueblos y pardinas, están dentro de los límites de la Sierra Guara o en sus estribaciones. Prácticamente todos ellos se localizan en el sector norte, bien enlazados por una amplia red de senderos señalizados que son una delicia transitar.
En las próximas líneas vamos a repasar, de manera sucinta, los pueblos deshabitados más importantes que están dentro, o en los límites, del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara.
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ABELLADA
Lugar documentado desde el año 1038. Contaba con cuatro fuegos –casas– en los años 1495 y 1646. Al pasado siglo XX llegó con tres de ellas abiertas, cuyos nombres eran Otín, Lardiés y Sastre.
Casa Otín era, arquitectónicamente hablando, la más importante. Fue levantada a partir de una torre fuerte, todavía reconocible, del siglo XVI. Contaba con tres plantas ajustadas a la estructura de la torre. Estos últimos años ha sufrido derrumbes importantes que han desdibujado su aspecto.
Su modesta iglesia estaba dedicada a San Miguel (s. XVII-XVIII). Su estado actual es deplorable, cuesta reconocerla. Según nos comentó gente del lugar, salió muy dañada de la Guerra Civil. Era un templo de planta rectangular segmentada en tres tramos y cabecera de testero plano. Su cubierta, ya derruida, era de bóveda de medio cañón con lunetos.
ALASTRUÉ
Núcleo situado en la cara norte de la Sierra de Guara, entre Bibán y Torruéllola de la Plana. Se sitúa en un paisaje agreste y duro, de ensueño para el caminante y el fotógrafo. Citado por primera vez en el año 1055. Un solo fuego en los fogajes de los años 1495 y 1609. Alcanzó su techo poblacional en 1857, año en que alojaba 36 habitantes.
Dos viviendas, construidas siguiendo el modelo casa-patio, mantuvo abiertas Alastrué durante el pasado siglo XX. Sus nombres eran Bara y Bayle. Eran casas de notable masa, con hermosas arcadas de medio punto y largas chimeneas, muy mermadas en la actualidad.
La iglesia se dedicó a San Pedro Apóstol (ss. XVI-XVII). Consta de nave rectangular, capillas laterales y cabecera de ábside plano. Todas las estancias se cubren con bóvedas de medio cañón. Presenta sobria torre campanario con dos vanos gemelos y hermoso vano abocinado de piedra toba abierto en su paramento sur, junto a la puerta de acceso, en nuestra opinión, de los más bellos de la zona.
AZPE
Se cita por primera vez en el año 1095. Abría cinco casas en 1495, 1543 y 1646. Se localiza en un lugar tan recóndito y aislado como bello, a media hora a pie del también despoblado lugar de Abellada. El mejor acceso comienza desde Used, por agradable y hermoso sendero.
Durante el pasado siglo mantuvo tres casas abiertas –Allué, Azor y Zamora–. Casa Allué poseía una torre fuerte (s. XVI) adosada a uno de sus costados, de tres plantas. Presenta diferentes aspilleras y vanos cuadrangulares de buena ejecución con bisel.
La iglesia de Santiago se levantó aislada, hacia el norte. Es templo barroco, de nave única y rectangular encabezada por un ábside plano orientado al este. La puerta de acceso, adovelada, centra el muro meridional; allí encontramos grabada la fecha de 1742. Nave y cabecera se cubrían con bóveda de medio cañón con lunetos. Adosada a los pies se halla la torre campanario, de un solo cuerpo con dos vanos gemelos para alojar las campanas.
Cogiendo el camino de Used, nada más dejar Azpe, nos toparemos con el molino, junto a una hermosa poza. A pesar de su estado de abandono, bien merece un poco de nuestro valioso tiempo.
BAGÜESTE
Núcleo sin población perteneciente al amplio municipio Aínsa-Sobrarbe, situado en alto sobre las estribaciones de la sierra de Balcez, entre los ríos Isuala y Mascún. Se cita desde el siglo XV. Nueve casas abiertas mantuvo esta localidad durante el pasado siglo XX, alcanzando su cenit poblacional en el año 1900, con un total de 79 habitantes.
Magnífica iglesia románica de San Salvador (s. XII), muy transformada en el XVI. Es un templo de nave única rematado en ábside cilíndrico orientado al este, sin presbiterio. En nuestra última visita aún conservaba un aspecto medianamente digno, aunque su futuro es poco halagüeño. Dentro de la arquitectura religiosa no queremos olvidar la ermita de San Miguel, del siglo XVI, al norte del caserío –ruinas–.
Lamentablemente conocimos su casco urbano ya muy deteriorado. Citaremos, al menos, los nombres de las casas: Allué, Bara, Javierre, Martín, Nasarre, Tejedor, Úrbez, Urbán y Villanueva.
BIBÁN
Despoblado situado a medio camino de Binueste y Alastrué, a unos cuatro kilómetros al sur de la localidad de Matidero. Las edificaciones de Bibán se distribuyen sobre una loma que se eleva sobre el cauce del río Alcanadre. Se cita desde el año 1203, en un documento de intercambio de villas entre el rey Pedro II y los monjes de San Juan de la Peña.
Tres casas abiertas mantuvo durante el pasado siglo XX: Nasarre, Escartina y Bail eran sus nombres. En el año 1900 aparecía con 44 habitantes censados, medio siglo antes de quedar definitivamente deshabitado. A nuestro entender, casa Nasarre era la más interesante de las tres. Se levantó a partir de una vieja torre defensiva del siglo XVI, tal y como delatan sus viejas aspilleras.
La iglesia se dedicó a Santa Eulalia. Es un edificio de cronología moderna, fechable en los siglos XVII-XVIII. Poseía una pequeña torre campanario derruida hace algunos años, que nosotros aún llegamos a fotografiar en pie.
BINUESTE
Estamos ante uno de los lugares más alejados del asfalto no solo de la Sierra de Guara, sino de toda la provincia de Huesca. Se cita como “Venueste” en el año 1091, en la que es su primera mención documental. Alcanzó un máximo de tres fuegos, aunque al pasado siglo XX llegó con dos. Aparece con 16 habitantes en los nomenclátores de los años 1930 y 1940; poco después vino el abandono definitivo.
Presenta una arquitectura modesta pero resolutiva, con dos viviendas –casas Alta y Baja– situadas en una única calle. A casa Alta se accedía por portada en arco de medio punto, con clave del año 1883. Tenía tres plantas de altura.
La iglesia de San Martín de Tours es un edificio de cronología moderna, fechable en el siglo XVII. Dispone de nave única de planta rectangular y cabecera de testero recto canónicamente orientada. Antes del derrumbe se cubría con bóveda de cañón con lunetos. La puerta de acceso, en arco de medio punto, abre al sur.
IBIRQUE
Localidad situada a media distancia del valle de Nocito y La Guarguera, sobre la cresta de la sierra de Belarra. Aunque es accesible por mala pista desde el cuello Bail, a nuestro entender la mejor opción es hacerlo por un bellísimo sendero que parte de la pardina de Orlato.
Se cita con un solo fuego en el año 1495, que asciende hasta los tres en 1543. En el año 1900 censaba 31 habitantes, que aumentan hasta 48 en 1930. Permanece deshabitado desde la década de los 60 del pasado siglo XX.
Arquitectónicamente hablando la iglesia de San Martín de Tours es su edificio más trascendente. Presenta nave rectangular segmentada en tres tramos y cabecera de testero plano. Antes de los derrumbes se cubría con bóveda de cañón con lunetos. Contaba con dos casas fuertes, cuyos nombres eran Otín y Carilla, en la actualidad muy desdibujadas.
Muy cerca de la pista de acceso se sitúa, elevado sobre una pequeña loma, el dolmen de Ibirque, uno de los principales dólmenes de la comarca. Fue descubierto en el año 1949. Es conocido como “la caseta de las brujas”, por ser una vieja creencia que allí se resguardaban.
MATIDERO
Pueblo mencionado desde el año 1067. En el siglo XIII era cabeza de la Honor de Matidero, que también incluía los núcleos hoy desiertos de Alastrué, Bibán y Binueste. En el año 1900 se documenta con 89 habitantes; poco tiempo después, comenzó su particular cuesta abajo.
Once casas llegó a abrir Matidero. Sus nombres eran: Abadía, Allué, A Cruz, Cadena, Capella, Granero, Inacio, Monica, Palacios, Pueu y Villacampa. En lo que se refiere a arquitectura civil, destacaremos casa Inacio, levantada a partir de una torre defensiva del siglo XVI, con aspilleras abiertas en sus paramentos oeste y norte. Lamentablemente su aspecto actual es desolador.
La iglesia parroquial se dedicó a San Miguel. Parece que fue alzada entre los siglos XVI-XVII. Se localiza algo aislada del caserío, al noroeste del núcleo. Es templo de nave única y rectangular, con cuatro capillas laterales y cabecera de testero recto. La puerta de acceso se orientó al sur, en arco de medio punto. A las afueras, en dirección a Binueste y Bibán, perviven las ruinas de la ermita de la Virgen de los Palacios (s. XVII).
LETOSA
De todos los despoblados de la Sierra de Guara Letosa es, posiblemente, el núcleo que peor ha llevado el paso del tiempo, motivo por el cual ha llegado muy menguado a nuestros días. Se cita desde el año 1293. Sabemos que en el siglo XVI era propiedad de la familia Puértolas. Aparece con dos fuegos en los fogajes de los años 1488,1609 y 1646. En 1950 todavía conservaba 65 habitantes.
Siete viviendas abrió en el siglo XX, cuyos nombres eran: Blas, El Herrero, Giménez, Jorge, Molinero, Piquero y Sierra. Los casales se reparten, en su mayoría, en una calle llamada de San Úrbez. A su lado se distribuyen los correspondientes edificios auxiliares, entre los que destacan un par de magníficas bordas, techadas a doble vertiente.
La iglesia se sitúa al noreste. En su origen fue consagrada a San Jorge, pero en algún momento que desconocemos cambió la advocación por la de San Úrbez. Es una obra del siglo XVII; presenta nave rectangular y ábside plano. Interiormente se cubre con bóveda de medio cañón. Disponía de torre campanario, pero lamentablemente sus sillares buscaron acomodo en el suelo hace un par de décadas.
MIZ
Pequeño despoblado situado cerca de la linde de las comarcas del Alto Gállego y Sobrarbe. Se localiza a unos tres kilómetros al noroeste de la localidad de Bara, en un pequeño vallecillo que se abre sobre la margen izquierda del río Alcanadre. Históricamente mantuvo dos viviendas habitadas, reducidas a una en el siglo XX. Aparece con 11 habitantes en el año 1950. Quedó “oficialmente” deshabitado en 1963.
La última vivienda que cerró la puerta fue casa Baja. Se trata de un edificio de planta rectangular y dos pisos de altura, además de la falsa. No disponía de electricidad, pero sí de agua corriente que traían de una fuente cercana canalizada por una tubería. Hasta hace unos cuantos años aún era visitable su interior.
Otros edificios de interés son la iglesia de San Martín, del siglo XVII, aunque ampliamente reformada en el XX, y la herrería, situada a escasos metros de la iglesia con el horno todavía intacto en su interior.
NASARRE
Hermosa localidad situada sobre un altozano a medio camino de Bara y Otín. Aparece citado desde el siglo XI. Históricamente fue un lugar de tres casas. En 1847 se documenta con 32 habitantes y tres fuegos. Sus nombres eran Liena, Campo y Español.
Nasarre se distribuye en una sola calle, lugar donde se sitúan sus viviendas y algunos edificios de apoyo. El panorama es desolador: maderos apuntando al cielo, calles sembradas de escombros y ventanas a través de las cuales puede observarse el cielo azul. Destaca casa Campo, con puerta en arco de medio punto y fecha en la clave de 1770.
Algo aislada del caserío se posiciona la iglesia de San Andrés, que brilla con luz propia. Tuvo la fortuna de ser uno de los edificios restaurados por el Gobierno de Aragón en la década de los noventa. Está declarado, con todo merecimiento, Bien de Interés Cultural (BIC). Es un edificio de planta rectangular finalizado en ábside de tambor. La nave se cubre con bóveda de cañón, y la cabecera, con cuarto de esfera. Exteriormente el ábside tiene una serie de arquillos ciegos lombardos construidos en piedra tosca y el característico friso de baquetones estilo “serrablés”.
OTÍN
Se localiza en la vertiente derecha del Mascún, sobre una elevación y dividido en dos barrios. Se cita desde el año 1151; aparece con cinco fuegos en el nomenclátor del año 1646, que ascienden hasta los 11 del pasado siglo XX (112 habitantes en 1940).
Casa Bellosta, que estaba situada en el barrio Alto, era el más trascendente de los casales. Poseía bajos abovedados, hogar central y portada adovelada con fecha de 1737. También en el barrio Alto se encontraba casa Lujo, que fue la última de Otín en cerrar sus puertas definitivamente. Los nombres del resto de las casas eran: Artosilla, Cabalero, Cebollero, Carretero, Fumanal, Perico, Piquero, Purnas y Tejedor.
La Iglesia de Otín, en el barrio Alto, estaba dedicada a San Juan Bautista (s. XVII), con posibles reminiscencias medievales. Cuenta también con ermita dedicada a la Virgen del Barranco en el barrio Bajo (s. XVIII), de planta rectangular y cabecera recta.
SAN HIPÓLITO (SAN PÓLIZ)
Caserío de dos viviendas (Sierra y Español) acomodado sobre una pequeña elevación entre los barrancos de San Lázaro y el homónimo de San Póliz. En el año 1930 aparece citado con 14 habitantes.
La iglesia parroquial está dedicada, cómo no, a San Hipólito. Es un templo edificado a lo largo del siglo XVII, de nave única y cabecera de testero recto. Interiormente, nave y cabecera se cubren con bóvedas de medio cañón. Posee una pequeña torre campanario de un solo cuerpo adosada a uno de sus costados.
En lo referido a arquitectura civil destacaremos casa Español. Se trata de una sobria casona, con puerta adintelada abierta al sur con fecha de 1856. Hace algunos años todavía pudimos fotografiar algunos elementos de interés, como sus bajos abovedados, un magnífico horno de pan, una alacena o una estrella pirenaica de seis puntas perforada sobre la escalera de acceso a la segunda planta.
TORROLLUALA DEL OBICO
Localidad citada desde el año 1055 en un documento en el que aparece con el nombre de Torrillola. En el año 1646 agrupaba tres hogares. Localidad de realengo entre los siglos XVII-XVIII. Aparece con 58 almas en el diccionario de Pascual Madoz a mediados del XIX. En 1960 ya solo son 12 los vecinos censados; siete años después el pueblo se vació.
Torrolluala del Obico se estructura por medio de una única calle que finaliza en una pequeña placeta, lugar donde se sitúan tres de sus cuatro viviendas. Sus nombres eran Cebollero, Sampietro, Javierre y Sánchez. Preciosa portada en arco de medio punto de acceso a casa Javierre, con clave decorada con motivos vegetales.
Aislada, a unos 200 metros en dirección a Torruéllola de la Plana, se localiza la iglesia de San Andrés. Es templo del siglo XVI, con capillas laterales y cabecera plana. Posee torre de un solo cuerpo con dos vanos gemelos de medio punto, mismo estilo que las de Castiello de Guarga, Fenillosa o Sandiás, todas ellas en La Guarguera.
TORRUÉLLOLA DE LA PLANA
Hermoso hábitat situado sobre una meseta en una de las zonas más recónditas y agrestes de las estribaciones de la Sierra de Guara por su costado norte. Revisando viejos fogajes vemos que abrió cuatro hogares entre los siglos XV y XVI, que aumentan a seis en el XVII.
Sus viviendas se acomodan en dos calles perpendiculares que finalizan en una pequeña plazoleta en donde está situada la escuela. En cuanto a las viviendas, destacaremos casa Baja y casa Barcolino. La primera era una edificación muy desarrollada en altura que se repartía en cuatro plantas; en ella solían alojarse las maestras que daban clase en la escuela. Casa Coterón es otra de las viviendas que aún llegamos a fotografiar, hace algunos años, con un aspecto digno, con una sobria portada en abanico de dovelas de medio punto.
La iglesia se dedicó a Nuestra Señora de la Asunción. Es templo del siglo XVI, con portada abierta al sur de estilo neoclásico protegida por simpáticos motilones. Posee nave rectangular encabezada por un ábside plano orientado al este. Cuenta con dos capillas laterales a modo de crucero. Todas las estancias se cubren –o cubrían– con bóvedas de medio cañón.