Entre las abandonadas aldeas de Otín y Nasarre, cerca de Rodellar y dirigiéndonos al conocido barranco de Mascún llegaremos a contemplar la gran piedra prehistórica que es el Dolmen de la Losa Mora. Observando su tamaño y su ubicación solitaria en el paisaje es fácil comprender que las gentes del lugar imaginaran fantasías para explicarse como pudo surgir semejante mole en ese enclave.
De ahí que apareciera la remota leyenda que dice que por esas tierras pasó una hilandera con su rueca y una gran piedra sobre la cabeza, y que cuando llegó al lugar donde está el dolmen dejó la piedra en posición horizontal sobre otras dos que ahí estaban clavadas en el suelo.
Para comprender esta leyenda hay que saber que la figura de una hilandera es una especie de hada en las mitologías remotas, que representa la vida y la muerte, ya que mientras ella hila con su rueca está viva, pero cuando se le acaba el hilo se muere, y en ese caso deja la piedra que lleva cargada sobre la cabeza para hacer su propia tumba.

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